Durante
los últimos meses anteriores al cumplimiento del primer
plazo de presentación de los estudios de minimización,
muchas empresas de consultoría ambiental vieron en el
requisito legal una oportunidad para hacer negocio.
El enfoque de algunas acciones formativas llevadas a
cabo en aquella época propició aún más esa situación.
El hecho de que la periodicidad con la que se exige
la presentación de estudios de minimización sea de cuatro
años supone que, desde algunos ámbitos, el estudio sea
visto como un mero trámite para cumplir con la administración.
Dada la laxitud del requisito legal, la coyuntura actual
permite afrontar la realización de estudios puntuales
de minimización, olvidando durante el resto de los cuatro
años la gestión de residuos peligrosos.
Dadas las tendencias legislativas y la evolución de
la gestión ambiental en las empresas de nuestro entorno
socio - económico, parece razonable plantearse la realización
de un esfuerzo inicial que permita a la empresa establecer
políticas de minimización real de residuos.
Si bien en un primer momento no habrá sido posible realizar
el estudio presentado a la administración con la profundidad
requerida, muchas empresas habrán empezado a reflexionar
sobre las causas y consecuencias de la producción de
residuos.
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Dejando al
margen las consideraciones puramente ambientales
y de salud pública, la minimización de residuos
se establece en base a los principios de mejora
continua por los que abogan los sistemas de gestión
de la calidad y de medio ambiente que actualmente
se imponen en el mercado.
Así pues, el Real Decreto 952/1997 deja abierta
la posibilidad de que sean los propios productores
quienes definan su compromiso con la reducción de
residuos en función de su actividad y de los recursos
disponibles para afrontar la minimización de residuos.
En muchos casos, el objetivo sería, simplemente,
plantearse establecer sistemas para controlar los
tipos y cantidades de residuos que se generan, así
como estudiar si se gestionan correctamente. |
De este primer ejercicio podríamos pasar, en lo años
sucesivos a plantearnos si realmente todos los residuos
que se gestionan como peligrosos lo son o cuales son
las características que los hacen peligrosos; determinar
los puntos de generación de residuos peligrosos y las
causas de su generación; evaluar las materias primas
empleadas en los procesos productivos; determinar qué
equipos o actividades auxiliares están implicados en
las tareas cotidianas de la empresa llevan asociada
la generación de residuos peligrosos...
No es sencillo comprobar que la generación de residuos
es consecuencia de una mala gestión de las materias
primas y de pérdidas e ineficiencias varias en los procesos
productivos. Igualmente, tampoco es fácil conseguir
una gestión adecuada de los residuos, que permita su
correcta segregación de cara a destinos óptimos que
minimicen sus costes de tratamiento. Es una tarea que
requiere de tiempo y por ello, enfocando la minimización
de residuos como un proceso, estudiado, planificado,
evaluado y constantemente mejorado pueden alcanzarse
los beneficios ambientales y sociales perseguidos, reportando
a la empresa el beneficio económico de reducir los costes
asociados, directa e indirectamente, a la generación
de residuos.
- ¿Cuándo
finalizaría el proceso de minimización de residuos?
Cuando los sistemas de producción evalúen en su conjunto
todos los elementos implicados, directa e indirectamente,
en la obtención de un determinado bien de consumo.
La importancia del establecimiento de indicadores
de generación de residuos en función de las unidades
producidas por la industria persigue, precisamente,
referir el coste en materias primas, en pérdidas de
proceso, desgaste y mantenimiento, elementos auxiliares,...
de cada unidad producida. Este análisis económico
es el que permite mantener el proceso de minimización
en marcha, presumiendo como límite la capacidad innovadora
de la tecnología y el conocimiento científicos puestos
a disposición de la optimización industrial.
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