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GUÍA PARA LA MITIGACIÓN DE LOS EFECTOS DE LA SEQUÍA
Autorizado por:ATV-DVWK German Association for Water, Waste Water and Waste ©
En Colaboración:

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE RIEGOS Y DRENAJES

GEOSCOPIO

Medios y métodos de la compleja lucha contra los daños causados por la sequía
  Valoración y previsión de los fenómenos de sequía
  Métodos de prevención
  Instrumentos para reducir los daños
  Tolerancia
  Organización y coordinación
  Cooperación internacional
  Investigación y desarrollo, formación
Medios y métodos de la compleja lucha contra los daños causados por la sequía
Después de los anteriores capítulos preparatorios, este contiene virtualmente la estrategia real contra los daños causados por la sequía. Básicamente, nuestra opinión es que, a pesar del alto nivel de incertidumbre en la evaluación y valoración de los factores causantes de la sequía, y de la dificultad de hacer previsiones ciertas en cuanto a su aparición, en la realidad no estamos tan desprotegidos y desvalidos en la lucha contra los daños causados por este fenómeno (Petrasovits, 1995).

En este capítulo podemos resumir todas aquellas respuestas posibles ante los diferentes impactos de la sequía, y todas las medidas que se pueden utilizar contra ella, medidas que, de acuerdo con las tres actitudes principales frente al problema, se pueden clasificar como de prevención, reducción y tolerancia.

  Valoración y previsión de los fenómenos de sequía
   


Una de las acciones preventivas más importantes es la predicción y todos los métodos para despertar y concienciar a la población y darle una información tan amplia como sea posible, utilizando todos los medios de divulgación.

Hoy en día tenemos muy buenos métodos de cálculo e indicadores que permiten, tanto determinar de forma continua la aparición y el grado de intensidad de la sequía, como realizar predicciones. De igual manera se puede expresar el grado de sequía con el término específico de "potencial agro-hídrico", así como el número de días de estrés hídrico, referido a una masa concreta de cultivo (Pálfai et al., 1995)

Para realizar estos cálculos también puede utilizarse el indicador de humedad disponible (IHD) o algún otro tipo de indicadores (Dragovic, 1997; Wehry et al., 1997), si bien debe adoptarse el empleo de un método común en el caso de comparaciones y valoraciones, a un nivel internacional, así como para dibujar un mapa regional o continental de sensibilidad a la sequía basado en los resultados de los cálculos.

Refiriéndose a los bosques, Szedlák (1997) señala que 35 países europeos, más los Estados Unidos y Canadá, participan en un sistema de seguimiento común, que comprende tanto un seguimiento extensivo, a escala Europea (Nivel I), como un seguimiento intensivo sobre parcelas de observación permanente (Nivel II) de las condiciones de los bosques.

Este programa de seguimiento ayuda a comprender y valorar los efectos perjudiciales de la sequía. Otro método consiste en elaborar planes de gestión forestal para los próximos diez años, en los que se observe la valoración de las características de los bosques, especialmente las condiciones de salud de los árboles, y que introduzcan toda la información en la "Base Nacional de Datos del Bosque".

Otra medida se hace bajo el programa de inspección de bosques jóvenes, en el que se examinan anualmente las parcelas de árboles de entre 4 y 10 años y se investigan los efectos, cuantitativos y cualitativos, producidos por la sequía.

Debería establecerse un servicio continuo de previsión de sequías en aquellos países afectados, lo que podría ayudar a los agricultores, a los especialistas en la gestión del agua y a cualquier persona interesada en alcanzar una mejor preparación para afrontar los efectos de la sequía. Los indicadores que continuamente se están determinando pueden utilizarse como base de cálculo de las ayudas gubernamentales, y de otras medidas que se adoptan para reducir los daños de las sequías.

A efectos informativos y de extensión deberían utilizarse todos los medios de comunicación posibles - panfletos, circulares, periódicos diarios, publicaciones periódicas y programas de radio y televisión - y comunicaciones directas de los expertos. Esta es una de las formas más eficaces de divulgar el conocimiento, y de atraer la atención de la población sobre las posibilidades de prevención detalladas.

La estrategia de la sequía debería recoger las prácticas agrícolas que se utilizan en el secano, así como los medios preventivos aplicables en la gestión del agua, en la industria, en los servicios y en el comercio.

  Métodos de prevención
   


Los métodos de prevención se pueden clasificar en tres grupos, orientados:
1)hacia la oferta
2) hacia la demanda
3) hacia la reducción al mínimo de los impactos y las pérdidas.

Medidas orientados hacia la oferta

Entre los métodos orientados hacia la oferta ,existen algunos que ayudan a mitigar los daños causados por la sequía. Según Hess (1997) y Chingalata et al. (1997) las formas más importantes de aliviar los problemas de las sequías consisten en utilizar mejor, y con mayor eficiencia, las reservas existentes, el desarrollo de nuevas fuentes de suministro y el uso de prácticas complejas, o no convencionales, para incrementar los recursos a suministrar.

Existen unas medidas generales de gestión del agua para hacer un mejor uso de los recursos hídricos existentes; entre los que, en primer lugar, está el almacenamiento de las aguas superficiales en embalses especialmente construidos para tal fin, aun cuando también son instrumentos importantes la utilización de embalses subterráneos y los trasvases o intercambios de agua entre cuencas, o dentro de una misma cuenca.

La mejora de los suministros por métodos de ahorro del agua, y, en especial, los que tienen como resultado una reducción de las pérdidas, también puede ser una medida viable, aunque, a menudo, resulte incierta. En este terreno, lo mejor es, entre otras prácticas, revestir o impermeabilizar los canales, controlar la vegetación acuática, para reducir el consumo de agua, conservar el suelo para aumentar su capacidad de infiltración y sus rendimientos culturales, reducir la evaporación mediante una gestión de la escorrentía, en general, aplicar prácticas de riego que ahorren agua, etc.

Para el desarrollo de nuevas fuentes de suministro se pueden citar algunas medidas como son el uso de lagos y embalses de socorro de nivel constante, la desalación del agua del mar (en zonas costeras), la modificación climática mediante la regulación de las tormentas y aguaceros, y la utilización de aguas subterráneas fósiles. La reutilización de aguas residuales también puede ser un método eficaz de incrementar los recursos, especialmente para la agricultura.

Dentro de la compleja mejora de los recursos de agua para el suministro se puede mencionar la interconexión y ampliación de grandes sistemas de abastecimiento, el uso conjunto de todos los recursos hídricos, y la gestión especial de la nieve y del hielo, que también forman parte de la redistribución temporal de los recursos de agua para suministro.

Medidas orientadas hacia la demanda

El objetivo de las medidas orientadas hacia la demanda, para el control de la sequía, es hacer que los recursos inadecuados existentes, cualquiera que sea su cantidad, sirvan a los usuarios de la manera más eficaz posible.

Los métodos más importantes de este tipo de medidas son: la modificación de la demanda a nivel de explotación, la reducción al mínimo de las pérdidas por escorrentía, drenaje y evaporación, el cumplimiento de la asignación de las dotaciones de agua, mediante diversos procedimientos específicos, y el análisis de las experiencias extraídas de otras sequías anteriores.

Medidas para minimizar los impactos de la sequía

También existen métodos para minimizar los impactos de la sequía, que se utilizan ampliamente, como son el anticiparse a que se produzca, empleando las predicciones y el análisis de datos, investigando la frecuencia y la duración de las sequías en el pasado, y realizando pronósticos y alertando al público para que la sociedad esté mejor preparada frente a tales fenómenos, lo que da como resultado acciones, conscientes y sistemáticas, que pueden ayudar a aliviar sus consecuencias.

En cuanto a la forestación, hay una tendencia a cubrir de árboles las cimas de las colinas y las partes altas de las cuencas de recepción, y a establecer fajas forestales contra la pérdida de agua y la erosión, y para estimular la infiltración, para cuya finalidad existe un "Programa Internacional de Repoblación Forestal" (Szedlák, 1997)..

  Instrumentos para reducir los daños
   

Existen varios métodos prácticos que ayudan a reducir los daños potenciales de una sequía prolongada, y que, principalmente desarrollados para la agricultura, son tales como el cambio y la elección óptima del uso de la tierra, la modificación de la rotación de cultivos, la selección lógica de las variedades de plantas, o los cambios en las técnicas agrícolas utilizadas.

Los procesos y actuaciones para la compleja recuperación del suelo, como pueden ser la plantación de árboles, la forestación, la introducción de zonas verdes, la roturación y mejora del suelo, el control del nivel freático, el riego, las mejoras hidrológicas y biológicas, la aportación equilibrada de fertilizantes, etc., pueden ayudar considerablemente a reducir los daños causados por la sequía en un área determinada.

Asimismo, el cultivo de plantas para obtener variedades más tolerantes a la sequía, entre las especies más importantes cultivadas en una zona, también puede ser de gran ayuda. En esta estrategia se debería incluir una lista de las variedades y/o de las especies más resistentes a la sequía, para una región o un país determinado.

En el Apéndice 3 aparece una lista de acciones para la reducción de posibles riesgos (Knutson et al., 1998).

El sistema de control, regulación y apoyo de las autoridades gubernamentales y/o locales está todavía por elaborar, así como por determinar las fuentes y medios de compensación o ayudas por daños catastróficos, que se pueden planificar de acuerdo con los cálculos continuos de la sequía, mencionados anteriormente.

Además de la protección individual contra la sequía, el sistema de seguros juega un papel importante para quienes más sufren sus efectos; también es necesario establecer, a nivel central o regional, unos fondos de ayuda y fondos de garantía para aquellas personas que han sufrido grandes pérdidas por causa de esta catástrofe natural.

  Tolerancia
  La tolerancia significa que contamos conscientemente con algunos riesgos, limitaciones y pérdidas en la producción y/o en los beneficios. Por lo tanto, es importante determinar, en los diferentes niveles de la economía (región, municipio, zona, incluso una explotación), el nivel y grado de tolerancia de las pérdidas.

Es conveniente hacer una valoración del riesgo para determinar las ramas y campos de la economía y de la sociedad en los que la sequía puede producir daños mayores. Se deberían establecer listas de prioridades en cuanto a tolerancia de los defectos y, para cada comunidad, se deberían realizar pruebas individuales y estudios de casos en los que se determinen específicamente la tolerancia, la prevención y la reducción de los daños de la sequía.

El grado de tolerancia de los daños de la sequía exige una buena información en toda la nación sobre la situación real, para lo cual los medios de comunicación, escritos y electrónicos, pueden ser de gran ayuda. No se puede negar que, en los últimos años, la sociedad está más sensibilizada contra cualquier tipo de daños, por lo que la preparación en este campo es muy importante.

  Organización y coordinación
  Dado que la sequía es un fenómeno muy complejo, la lucha contra sus impactos necesita una buena organización y una coordinación minuciosa entre las partes involucradas. La formulación de una estrategia nacional para la sequía requiere una labor multidisciplinar entre los diferentes especialistas, que no puede ser eficaz sin una buena coordinación.

Lo mismo ocurre con la interpretación y puesta en marcha de la estrategia, aun cuando las personas que se ocupan de la gestión de la sequía estén convencidas de que dicha labor puede hacerse realidad.

En una estrategia nacional, o regional, contra la sequía es preciso definir las funciones de los diferentes partícipes. Existen tareas del gobierno y de las autoridades regionales y locales, tareas de las instituciones locales, de las organizaciones (incluidas las ONGs), de las comunidades y de las explotaciones privadas, y tareas propias de las personas individuales, que deben ser bien diferenciadas, dentro del plan estratégico.

Parece recomendable resumir estas funciones o tareas en un programa de acción en el que cada actor identifique sus propias obligaciones y posibilidades y, al mismo tiempo, pueda ver, en su conjunto, el sistema de medidas a llevar a cabo.

Creación de la Comisión Nacional de la Sequía

La mayoría de los especialistas son conscientes de que se debería establecer una Comisión Nacional para la Sequía (NDC) para la ejecución de la propia estrategia nacional. Esta Comisión podría actuar como un instrumento para la información y recomendación de un comité de valoración de los impactos, y evaluar los programas regionales y estatales disponibles para ayudar a los productores agrarios, a los municipios, etc., durante el periodo de emergencia (Chingalata et al., 1997).

La NDC debería también incluir representantes de los organismos competentes, más relevantes, reconociendo la naturaleza multidisciplinar de la sequía, sus diversos impactos y la importancia, tanto del componente de la valoración, como del de la respuesta, en cualquier plan o estrategia global, y cómo éstos deberían estar integrados en los objetivos de desarrollo a largo plazo.

Lo mejor sería que, dentro del marco de la Comisión, se crearan, al menos, tres subcomisiones o comités, centrándose cada uno de ellos en las necesidades primarias de:
a) seguimiento
b) estimación del impacto y vulnerabilidad
c) mitigación y respuesta.

Estos comités tendrían sus propias funciones y metas, pero, para asegurar una planificación eficaz, sería necesario que, entre ellos, existiese una comunicación bien organizada y un traspaso fluido de información.

Durante el proceso de desarrollo del plan, la Comisión Nacional debería realizar inventarios de todas las formas de asistencia disponibles por parte de las autoridades locales, estatales y/o regionales, durante el periodo de mayor intensidad de la sequía, y debería también evaluar estos programas, en cuanto a su capacidad de dirigir situaciones de emergencia a corto plazo, y de programas de mitigación a largo plazo, para reducir la vulnerabilidad frente a la sequía.

La asistencia debería ser definida de manera muy amplia, de tal manera que incluyera todo tipo de programas técnicos y de mitigación. Asimismo, para cada uno de los principales sectores de impacto identificados por el comité de impactos, se deben determinar opciones de respuesta racionales.

  Cooperación internacional
  Puesto que ni la sequía ni los fenómenos naturales tienen en consideración las fronteras políticas, es preciso tener en cuenta las influencias de los territorios vecinos. Una buena estrategia nacional incluye unas buenas relaciones internacionales, y contar con la cooperación internacional en la lucha contra los daños causados por la sequía.

Esto está promovido por las organizaciones internacionales, incluidas las Naciones Unidas, que tratan de ayudar a los países que se ven envueltos en una situación de sequía, y hacen llamamientos a todos los países para mejorar la cooperación mutua en la lucha contra la sequía y la desertización, lo cual forma parte de la declaración de la "Convención de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertización en aquellos países que experimentan fuertes sequías y/o desertización, particularmente en Africa" (1994).

En dicha Convención, una parte especial (Parte III) se dedica a programas de acción, cooperación científica y técnica y medidas de apoyo. Hasta el momento, muchos países se han adherido a esta Convención, cuyas resoluciones y recomendaciones sería de desear que fuesen incluidas en las estrategias nacionales contra la sequía. Se mantienen diferentes cooperaciones internacionales en materia de forestación para establecer repoblaciones con especies arbóreas autóctonas y tolerantes a la sequía, e igual propósito tiene el mantener nuestros bosques en las mejores condiciones. También están involucrados en la lucha contra la sequía grandes compañías productoras de plantas y de distribución de semillas.

Como es bien sabido, la ICID también se ocupa activamente de la gestión de los problemas provocados por las sequías, y trata de ayudar a los países miembros a descubrir las posibilidades de una acción común y concertada para luchar contra los daños producidos por este fenómeno.

El recientemente creado Equipo de Trabajo Regional Europeo para la Sequía ofrece un foro especial a los países europeos para que se unan y se ayuden mutuamente para organizar mejores conexiones bilaterales y multilaterales. Una de las principales tareas de esta cooperación internacional sería la de preparar un mapa europeo de sensibilidad frente a las sequías y elaborar una estrategia europea para luchar contra sus efectos perjudiciales (Vermes, 1997).

  Organización y coordinación
  Los problemas causados por la sequía nunca se pueden resolver sin una continua labor de investigación y unos proyectos de desarrollo. En los diferentes campos de este tema, se han realizado hasta el momento varios trabajos de investigación de gran valor; sin embargo, para el manejo integrador de los problemas de la sequía se necesita realizar una recopilación efectiva y una sistematización de los resultados de estas investigaciones.

Los resultados alcanzados hasta ahora pueden clasificarse dentro de cuatro subsistemas, que son la ecología de la sequía, la tecnología de la sequía (y su gestión), la economía de la sequía y la sociología de la sequía (Petrasovits, 1995). Este tipo de agrupación, también necesita una nueva forma de cooperación entre las personas e instituciones implicadas, tanto a escala nacional, como internacional.

Por lo tanto es indispensable que, en la estrategia para la sequía, se dedique un capítulo aparte a las tareas, nuevas y comunes, de investigación, a las posibilidades de cooperación en el campo de la investigación y el desarrollo, y a los recursos financieros disponibles para llevar a cabo las investigaciones prioritarias en una determinada región.

Junto con otros muchos especialistas, el editor de esta guía está convencido de que el proceso de elaboración de una estrategia nacional para la sequía es, en sí misma, una gran ayuda para todos los participantes involucrados, y ofrece un instrumento excelente para aquellos que desean hacer algo para mejorar la vida de las personas.

Los programas educativos y formativos deberían centrarse en varios puntos y, en primer lugar, en conseguir un gran nivel de entendimiento general para aumentar la toma de conciencia pública sobre la sequía y la conservación del agua, y sobre los métodos para mitigar sus impactos.

Es conveniente introducir un programa de mentalización en los medios de comunicación para que, estos mismos medios, mejoren su comprensión sobre los problemas de la sequía y la complejidad de los asuntos de gestión implicados. Los programas educativos deben estar orientados a largo plazo, y centrados en conseguir un mejor entendimiento de los métodos de ahorro del agua y de la prevención de las sequías, entre todos los grupos de edad y sectores económicos.

  Instrumentos para reducir los daños
   

Existen varios métodos prácticos que ayudan a reducir los daños potenciales de una sequía prolongada, y que, principalmente desarrollados para la agricultura, son tales como el cambio y la elección óptima del uso de la tierra, la modificación de la rotación de cultivos, la selección lógica de las variedades de plantas, o los cambios en las técnicas agrícolas utilizadas.

Los procesos y actuaciones para la compleja recuperación del suelo, como pueden ser la plantación de árboles, la forestación, la introducción de zonas verdes, la roturación y mejora del suelo, el control del nivel freático, el riego, las mejoras hidrológicas y biológicas, la aportación equilibrada de fertilizantes, etc., pueden ayudar considerablemente a reducir los daños causados por la sequía en un área determinada.

Asimismo, el cultivo de plantas para obtener variedades más tolerantes a la sequía, entre las especies más importantes cultivadas en una zona, también puede ser de gran ayuda. En esta estrategia se debería incluir una lista de las variedades y/o de las especies más resistentes a la sequía, para una región o un país determinado.

En el Apéndice 3 aparece una lista de acciones para la reducción de posibles riesgos (Knutson et al., 1998).

El sistema de control, regulación y apoyo de las autoridades gubernamentales y/o locales está todavía por elaborar, así como por determinar las fuentes y medios de compensación o ayudas por daños catastróficos, que se pueden planificar de acuerdo con los cálculos continuos de la sequía, mencionados anteriormente.

Además de la protección individual contra la sequía, el sistema de seguros juega un papel importante para quienes más sufren sus efectos; también es necesario establecer, a nivel central o regional, unos fondos de ayuda y fondos de garantía para aquellas personas que han sufrido grandes pérdidas por causa de esta catástrofe natural.

 
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